MUJERES BAJO SOSPECHA. Memoria y sexualidad, 1930-1980
LAS DECENTES
El estado totalitario franquista, en su feroz lucha contra el liberalismo, trató de colonizar los espacios de individualidad de las personas. Se diseñó y trató de implantar un modelo de mujer doméstica al alcance de todas las clases sociales donde la maternidad fue concebida como un servicio a la patria: ser buenas y sacrificadas madres constituirá la misión principal de las mujeres decentes.
El adoctrinamiento recibido por las mujeres para la salvaguardia de su moralidad y la del país se vería reforzado por los mensajes publicitarios dirigidos a una incipiente sociedad de consumo que dejaba atrás «los años del hambre», por los manuales de los prolíficos moralistas de la época, por la prensa y la literatura femeninas, las películas y hasta la propia presión generada por el conjunto de la sociedad y la familia.
Mediante un proceso de identificación, las niñas debían jugar con muñecas, y así se subrayaba esa construcción de género tradicional de mujer cuidadora. Sin embargo, y a pesar de los mensajes moralistas, muchas prefirieron divertirse y aprender con otro tipo de juegos y juguetes considerados para varones, o tenían acceso a los cómics y libros de sus hermanos. De este modo lograban hacer de la vida un lugar más interesante que el inculcado a través de la educación no formal, generalmente ramplona y limitada para todos, pero todavía más para las niñas.
A pesar del mensaje de «heterosexualidad obligatoria» presente en las revistas femeninas, canciones, películas o novelas rosa, una recepción emocional e imaginativa de estos productos permitió la oportunidad de pensar otras historias a través de esos mismos materiales. Esas niñas fueron la simiente de las nuevas mujeres protagonistas del futuro democrático.